Continuamos
con algunos de los rasgos, que debería tener un jefe, para poder
considerado “excelente”:
-Los
empleados no son hijos, son compañeros. No es muy común que algunos
jefes vean a sus trabajadores como si fueran personas inferiores o
inmaduras, en quienes no se puede confiar , sino se supervisan, como
si estuviéramos en un sistema de gestión patriarcal. Todo lo
contrario, la lucidez del buen jefe, debe hacer que el empleado se
vea como un igual, somo si él o ella fuera la persona más
importante de toda la empresa, lo que va a generar en el empleado la
sensación de pertenencia y de responsabilidad hacia el proyecto,
dando igual cuál es el nivel del empleado, cuál es el verdadero
cometido del mismo, dentro de la misma.
-La
motivación no va a nacer del miedo, si no de la visión. Muchos
jefes tienen la tendencia a transmitir a sus empleados el miedo, si
no son competentes, ya que se pueden enfrentar al ridículo, al
despido o a la pérdida de una serie de privilegios. Todo esto no va
a llevar a nada positivo. Tanto los directivos, como los empleados,
acaban por sentir miedo a tomar decisiones, que pueden ser
arriesgadas, dentro de esta dinámica, evitando lo que puede ser el
quid de dicho negocio. El buen jefe, mientras tanto, va a ser capaz
de motivar a su gente, ya que va a potenciar su capacidad para poder
ver un futuro, que va a ser mucho mejor y haciéndoles sentir que van
a ser parte de él. Así, los trabajadores van a realizar su trabajo
mucho más duro, ya que van a creer en los objetivos de la
organización, van a disfrutar de lo que están haciendo y van a
saber cómo deben compartir la recompensa.
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